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La ciudad de La Plata y el teléfono

Que bárbaro esto de la comunicación, ¿Verdad?, estos últimos siglos han sido de grandes adelantos en la comunicación, ¿Quién no tiene un teléfono hoy en día? 

Pero. ¿Y antes?, un filósofo decía que la verdadera comunicación terminó con la invención de la canilla, ¿Cómo? Pensé yo. Este sabio decía que antiguamente las damas de la casa salían a lavar su ropa a la vera del río o del arroyo y de esa manera tenían oportunidad de charlar y de intercambiar ideas con sus pares, con la invención de la canilla doméstica esta oportunidad de conversación finalizó. 

Todo esto da para pensar,  lo cierto es que esto de comunicarse a distancia con un teléfono debe de haber asombrando a la gente de antaño, ¿No les parece? En nuestra ciudad de La Plata, el servicio telefónico fue inaugurado el 24 de agosto de 1887, las oficinas se encontraban ubicadas en la calle 47 entre 8 y 9 y las líneas habilitadas permitían comunicaciones con Buenos Aires, Tolosa y Ensenada.

 

Diez  años después, cuando la cantidad de teléfonos en todo el mundo llegaba al millón y medio de unidades, la ciudad de La Plata y su zona portuaria contaban con la nada desdeñable cifra de 524 abonados a la Unión Telefónica.

 

Correspondían a la zona urbana los números 7001 a 7450 y al Gran Dock los comprendidos entre el 7825 y 7898, entre los primeros abonados puede mencionarse con el 7002 a Leonor B. D´Amico de la calle 14 N° 1023; con el 7003 Luis Cerrano, en Hornos de Cerrano (en lo que hoy es Ringuelet); 7004 Diario "La Mañana" de calle 49 entre 16 y 17; con el 7005 Risso Patrón, médico, calle 54 esquina 6; con el 7010 Moneo y Mendizábal, de tienda "La Nueva" en calle 7 entre 50 y 51

 

Me contaba hace años una tía, que por allá por el año 1927 tuvieron su primer teléfono, por aquellos años tenerlo era un signo de status, el aparato aquel para hablar distaba mucho de lo que conocemos como teléfono hoy, era una caja enorme anclada a la pared de la que salía un largo tubo con una bocina en el extremo y una horquilla en el costado para colgar el auricular, un aparato bastante desabrido.

 

Cuando se corrió la voz en el vecindario, los usuarios crecieron en relación directa, pero eso sí, nunca abusaban. Es que el teléfono inicialmente sólo se utilizaba para emergencias, para empezar, las líneas eran escasas y el número había que dárselo a una telefonista que actuaba como intermediaria, para lograr la comunicación.

 

Por las noches, ese servicio de la entonces Unión Telefónica era atendido por hombres.

 

Pero no era cuestión de extenderse mucho en la conversación, si eso sucedía el propio telefonista se encargaba de pedir muy ceremoniosamente, que se abreviara porque se precisaba la línea, excepto si al telefonista le hubiese tocado intermediar en el llamado nocturno de una voz masculina a alguna mujer casada.

 

Con aquellos primeros aparatos, a veces había que hacer de intermediario en representación de la persona que venía a hablar, y se impresionaban de tal manera ante el teléfono que quedaba inhibida.

 

Pasaron los años, a aquellos primitivos teléfonos le sucedieron otros de mesa, un poco más estilizados, pero las comunicaciones continuaban siendo suministradas por telefonistas intermediarios, años después recién comenzó a tener vigencia el teléfono automático, con discado propio.

 

Mientras tanto, cuántos noviazgos, infidelidades y cotorreos a través de las "líneas ligadas" llegaron a conocerse de manera imprevista, esas famosas "líneas ligadas" eran un contratiempo inevitable y, a la vez, peligrosísimo, porque exponía  a los mayores enredos.

 

Hoy en día, nos comunicamos con celular, ¿Quién no tiene uno? Pequeños, medianos, de colores, con distintas pieles, mensajes de texto y voz, fotos, Internet, juegos, un aparatito minúsculo con muchas funciones, es realmente impresionante.

 

Martín Cooper fue el pionero en esta tecnología, a él se le considera como "el padre de la telefonía celular" al introducir el primer radioteléfono, en 1973, en Estados Unidos, mientras trabajaba para Motorola; pero no fue hasta 1979 cuando aparecieron los primeros sistemas comerciales en Tokio, Japón por la compañía NTT, lo demás es la realidad mundial .

 

Parece mentira que una cosa tan pequeña se haya adueñado de nuestra vidas de tal manera; en cualquier lugar el sonido emitido por la alarma de un celular es parte ya de los ruidos urbanos y de los no tan urbanos.

 

En fin, son los tiempos que se viven. Lo que me pregunto a veces es si realmente estamos comunicados o incomunicados, digo esto porque a veces, nos perdemos de ver a un viejo amigo por ir escuchando lo que nos dicen del otro lado, o nos perdemos una clase magistral de nuestro profesor por atender y responder compulsivamente los mensajes de texto.

 

Lo cierto es que el teléfono se ha convertido en un elemento tan común de nuestras vidas que lo aceptamos como algo muy natural; pero desde el día que nació, este aparato ha ido mejorándose y modificándose para satisfacer las necesidades también cambiantes del hombre.

 

Debemos haber oído esto infinidad de veces. Pero ¿Hemos pensando en lo que sucede cuando colgamos el auricular o cuando marcamos algún número? Probablemente no, porque el teléfono se ha convertido en un elemento tan común de nuestras vidas que lo aceptamos como algo muy natural; pero desde el día que nació, este aparato ha ido mejorándose y modificándose para satisfacer las necesidades también cambiantes del hombre.

 

 

El primer teléfono

 

 Surgió a través de una serie de experimentos de telegrafía. En 1873, Alexander Graham Bell, profesor de filosofía vocal de la Universidad de Boston, comenzó a interesarse en el estudio de la telegrafía múltiple. Concibió la idea de lo que llamo un telégrafo armónico, capaz de enviar mensajes simultáneamente distintos mensajes por un solo cable, utilizando para ello varios pares de resortes de acero.

 

 

Funcionamiento del telefono actual

 

El transmisor moderno tiene una cámara llena de gránulos de carbón ubicados detrás de un diafragma. La corriente eléctrica pasa a través de esa cámara de carbón y del hilo conductor. La voz humana hace que el diafragma oscile en vaivén. Cuando esto sucede, los gránulos de carbón quedan, alternadamente, mas o menos ligados entre si. Esto provoca cambios correspondientes en la intensidad de la corriente que se dirige hacia el receptor. En el receptor telefónico hay un electroimán dispuesto de manera que atrae un delgado diafragma de hierro.

 

De acuerdo con la mayor o menor intensidad de la corriente que llega hasta el receptor, el diafragma será atraído también mas o menos fuertemente. La vibración del diafragma hace que el aire circundante vibre y transmita los sonidos.(Por Roberto Abrodos, para Agencia NOVA)