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Secretos y leyendas del cementerio de La Plata

Investigadores de la Universidad han realizado un pormenorizado estudio sobre las costumbres que se reflejan en ese ámbito funerario. Hicieron algunos hallazgos sorprendentes que hablan de la relación de los platenses con sus muertos
Por OMAR GIMENEZ
Ni Estudiantes, ni Gimnasia: la parafernalia funeraria vinculada al deporte que se encuentra en el cementerio de La Plata tiene, mayoritariamente, los colores de Boca Juniors. Del mismo modo, la Virgen de Luján es la advocación de María que más aparece representada en la necrópolis, donde el texto de los epitafios en la zona de bóvedas muestra un tono machista: mientras al referirse a los hombres destaca virtudes y participación social, en el caso de la mujer limita el mensaje al ámbito de lo familiar. Las expresiones masónicas son tan abundantes en las sepulturas como representativas de la fuerte actividad que las distintas logias desplegaban en la época fundacional de nuestra Ciudad, cuando las causas de muerte más comunes eran las enfermedades del sistema digestivo y las infecciosas y parasitarias, ubicándose por encima de otras, como las del sistema respiratorio, nervioso y circulatorio.
Estos son algunos de los datos que revela un trabajo que compendia diez años de investigaciones llevadas a cabo por profesionales de la UNLP en el cementerio platense, que estudiaron el camposanto desde distintas perspectivas: desde lo arquitectónico -estilos predominantes- hasta lo biológico -principales agentes de deterioro-, pasando por lo histórico -panteones sociales y de la memoria-, la semiótica -análisis de epitafios- y lo social -cambios en las expresiones funerarias infantiles-, entre otros abordajes.
Según explica Carlota Sempé, investigadora del Conicet y compiladora del trabajo junto a Olga Beatriz Flores, "lo que subyace a todas las investigaciones -reunidas en un libro titulado "El Cementerio de La Plata y su Contexto Histórico", editado por la Municipalidad y que será presentado este viernes en el Pasaje Dardo Rocha- es el interés por la preservación de esa joya patrimonial que es el cementerio, que fue diseñado por Pedro Benoit reproduciendo la estructura de la Ciudad y que es dueño de un valor histórico y social que no siempre se tiene en cuenta".
A contramano de una sociedad que hoy exacerba el valor del puro presente y niega a la muerte, en la que el relato de los cementerios se vacía de contenido y pierde su significado de lugar sagrado, en los últimos años se sucedieron las iniciativas encaradas por profesionales de distintos puntos de Latinoamérica destinadas a rescatar el valor patrimonial de los camposantos. Prueba de ello es el nacimiento, hace seis años, de una Red Argentina de Valoración y Gestión Patrimonial de Cementerios que reúne a investigadores de todo el país, quienes trabajan en la valoración y rescate de esos bienes. Entre ellos, los platenses.
Creado a imagen y semejanza de la Ciudad de La Plata y abierto al público el 1º de Febrero de 1887, el cementerio local respondía a los principios de la corriente higienista del siglo XIX y reemplazaba al cementerio de Tolosa, que -ubicado entre las actuales calles de 119 entre 524 y 525- fue hasta ese momento el lugar donde los habitantes de la región inhumaban a sus muertos, según uno de los trabajos contenido en el libro y firmado por Mariano Delladone, Pablo Massola (actual director del cementerio) y Alejandra Corbalán.
Analizando las actas de defunción provenientes de aquella necrópolis y halladas en el Archivo del Cementerio Municipal de La Plata, Olga Beatriz Flores destaca que esa documentación permite asomarse a la situación de los obreros que trabajaron en la construcción de la ciudad naciente, mayoritariamente inmigrantes italianos, que murieron a causa de enfermedades infecciosas o parasitarias (entre ellas la tuberculosis), dolencias del sistema digestivo (fiebre tifoidea) y diferentes traumatismos, debido a "condiciones sanitarias y de trabajo deficientes y a un acceso limitado a los recursos nutricionales".
Los estilos arquitectónicos del nuevo cementerio evidenciarían, como la propia ciudad, "el carácter cosmopolita y pluritécnico de la población en la época fundacional", según indican Lidia Viera y Carlota Sempé en otro de los trabajos, con preponderancia de los estilos neogótico, neoclásico y Art Noveau.
Desde el primer momento, los responsables del cementerio debieron enfrentar el desafío que presentaban a las construcciones los agentes de deterioro biológico que amenazarían el patrimonio funerario y entre los cuales destacan los insectos, roedores, aves, murciélagos, algas, líquenes y plantas vasculares, según destacan Valeria Rosato, Patricia Guiamet y Sandra Gómez de Saravia en otro de los trabajos recopilados.
La historia, a su vez, iría jalonando la conformación del cementerio y definiendo su fisonomía a través de la aparición de los panteones sociales italianos que evidenciaron la potencia de ese colectivo en los primeros años de la ciudad (estudiados por Antonia Rizzo), del surgimiento del profesionalismo periodístico (Carlota Sempé) y de sucesos políticos traumáticos de la historia reciente que dejaron su huella a través de panteones y monumentos (como el que recuerda a los muertos en la revolución de junio de 1956 o los dos dedicados a los desaparecidos durante la última dictadura militar, estudiados por María Inés Baldini).
El trabajo aborda también la simbología religiosa cristiana y determina que la Virgen de Luján es la advocación de María con más presencia en el cementerio platense, un hecho que Antonia Rizzo y Mónica Fora atribuyeron, en el momento de hacer su investigación, a que La Lujanera, al ser declarada patrona de la Argentina el 12 de octubre de 1930, "aparece asociada a su función simbólica como dadora de identidad nacional".
Conocida y difundida es la presencia profusa de simbología masónica en el arte funerario del cementerio platense, relacionada con la fuerte actividad que las logias de esa sociedad secreta desplegaban en la época de la fundación.
CUESTION DE GENERO
Juan Magariños de Morentín y Susana Elena Shimko centraron su investigación en los epitafios presentes en el sector de bóvedas para analizar desde la semiótica la diferencia entre mensajes, según aludieran a hombres o mujeres.
Descubrieron, en ese sentido, que mientras los mensajes referidos a hombres aludían con más frecuencia a sus virtudes y a su actividad social, los que tenían que ver con mujeres se focalizaron en lo familiar y cuando se refieren a lo social se circunscriben al ámbito docente.
Según los autores: "La asignación social de roles y sus correspondientes exclusiones entre hombres y mujeres, lo que implicaba ya una discriminación en vida, reaparecen en las características tanto concientes y explícitas (la concreta redacción y contenidos de unas y otras placas) como inconscientes e inferibles (porcentajes de presencias y tipos de expresiones rememorativas) como una discriminación en la muerte".
Al analizar las expresiones populares funerarias, Sempé, Carla García y Luis Dulout destacan la importante presencia de referencias al fútbol, sobre todo "en el sector de tumbas en tierra, representativo de los segmentos sociales más populares de la comunidad".
Allí notaron que los colores con más presencia en el cementerio platense son el azul y oro de Boca Juniors y la forma más común en que se manifiesta la pasión futbolística es a través de la colocación de camisetas revistiendo la segunda cruz o las cruces pintadas con colores emblemáticos".
Los cambios en las costumbres también aparecen descritos en los trabajos, especialmente en lo referido al modo de inhumar a los menores, que en el siglo XIX eran enterrados en fosas comunes y más tarde en el llamado popularmente "cementerio de los angelitos".
Anécdotas y mitos de boca en boca

Olga Beatriz Flores, investigadora de la Facultad de Ciencias sociales y Museo tuvo a su cargo la recopilación de historias y leyendas relacionadas con el cementerio platense, a las que accedió a través del diálogo con bronceros, floristas y personal de mantenimiento. Entre otras, rescató la historia de unos empleados que, una mañana, descubrieron un cuerpo en descomposición tirado en la puerta de un nicho, quedando absortos. Mientras tanto, en un bar de las inmediaciones, un hombre con la camisa sucia pedía un teléfono con el que pretendía reclamar un flete "para llevar a su padre a Italia", aunque lo que hicieron los dueños del bar fue llamar a la policía. Otra de las historias, habla de una vecina que aparecía por la necrópolis cada vez que jugaba Gimnasia y llevaba una radio, que ponía junto a la tumba de su padre, "para que escuchara al Lobo".
Los científicos no limitan su trabajo a las investigaciones: también brindaron un taller de formación a los empleados, contribuyeron a la formación de una Asociación de Amigos del Cementerio y trabajan en la capacitación de personal especializado para que en un futuro organizar visitas
guiadas.